La idea de mudarme no ha sido la mejor de los últimos tiempos, pero es la que más me convenía por motivos laborales. Pero no sabía lo difícil o imposible que podía ser conseguir mudanzas económicas en Madrid.
Los seres humanos somos criados como animales, que vamos aprendiendo por castigo y recompensa, por ejemplo, cuando tenían cinco años, ¿recuerdan como los enseñaron a ordenar sus juguetes? Seguramente no fue distinto a la manera que me enseñaron a mí en casa.
Mis padres me decían como debía hacer las cosas y por qué debía hacerlas, sino las hacia como me decían, me castigaban, así de sencillo y sí las hacia como ellos decían, me premiaban de diferentes maneras. ¿Qué diferencia hay entre criar a un niño y un cachorro? Ninguna, castigo y recompensa, lamentablemente es la realidad.
Y en mi caso aprendí muy bien la lección y voy siempre por la vida en búsqueda de recompensas, como es el caso de mi nuevo trabajo, donde tengo una remuneración del doble de lo que ganaba, solo que debía mudarme y no tenía idea de lo difícil que podría ser guardar todas mis cosas y llevarlas al nuevo departamento.
Pensaba que lo más difícil sería conseguir el empleo o el apartamento, pero ya tenía ambas, me faltaba la mudanza ¡que pesadilla! No conseguía ninguna que me diera un buen precio, ya que tenía muchas cosas que trasladar, entre ellas, mis bolas de boliche, mesas decorativas que hacía en mis días libres, eran muchas cosas que trasladar.
Confieso que pensé que sería imposible (literalmente) llevarme todo y barato, pero no perdía las esperanzas y fue justo cuando conocí a los que venían a vivir a la casa que dejaba y me recomendaron una empresa de mudanzas económicas en Madrid.
Debo confesarles que fue lo mejor que me pudo pasar ese día, lo hicieron que pareciera todo sencillo, especialistas en embalar, trasladar y descargar, todo lo que quería, mis bienes más preciados, con el mayor cuidado, gracias a lo cual, nada se estropeó.
Dicen que mudarse es una experiencia traumática, pero en mi caso, no fue así.